miércoles, 2 de octubre de 2019

AYUDA PSICOLÓGICA A LAS FAMILIAS VENEZOLANAS

La diáspora venezolana es «desordenada», deja familias monoparentales y refugiados

Este viernes 27, ante un auditorio repleto de vecinos, estudiantes, médicos, trabajadores sociales, profesores y amas de casa, se desarrollo el foro "De cuna de oportunidades a país de emigrantes". Fueron tres horas de ponencias y reflexiones sobre este fenómeno del cual no se tienen estadísticas oficiales y que, dado su crecimiento exponencial, ya no se califica a las personas como emigrantes sino como refugiados.

Dos especialistas presentes en el grupo de los panelistas, Siboney Pérez, psicóloga, y Claudia Vargas, socióloga, aclararon el camino de la diáspora. La primera alertó sobre los impactos psicológicos y conductuales, y la segunda, resaltó el hecho de que este proceso incluso aumentó la vulnerabilidad de los venezolanos y es una amenaza a sus Derechos Humanos.

Caracas. En un salón con más de 60 personas resultó que todos tienen a alguien, un familiar o un amigo, fuera del país. Y, de ese número, cerca de 20 manifestaron que se querían ir a Colombia, España, Argentina o Chile.

Con esos datos se inició el foro "De cuna de oportunidades a país de emigrantes", organizado por Crónica.Uno, realizado este viernes 27 de abril en el salón Monseñor Romero, de la casa parroquial de la Universidad Central de Venezuela (UCV), y conducido por la periodista Florantonia Singer.

Siboney Pérez, psicóloga de la organización Psicólogos sin Fronteras, destacó que este es un tema del que nadie se está escapando y, por tanto, enfocó su ponencia en los impactos y efectos psicológicos del proceso migratorio, que está dejando un país de familias monoparentales, fracturadas: se va la madre y deja los niños con los abuelos o se va el padre y deja a la madre como jefa de familia.

Pérez dejó claro que este proceso está arrojando consecuencias profundas y tremendas, pues en el país, a diferencia de otras naciones, no hay cultura de migración

Siboney Pérez explicando las causas psicológicas de la migración.

"Lo estamos haciendo a modo de impulso, de sobrevivencia, y eso va a ir configurando unos patrones conductuales y psicológicos completamente distintos, porque no estamos acostumbrados. Esto además genera estrés, y en niveles exacerbados. Cada uno tiene razones para irse o quedarse y ambas opciones van a demandar por parte nuestra que nos adaptemos. El estrés es una manera que nos permite responder ante una situación específica".

¿Qué pasa cuándo migramos?  

Pérez sostuvo en su reflexión que el país se encuentra en medio del desierto, sus ciudadanos desorientados, porque al elegir un nuevo destino pierden todas las referencias y todas las coordenadas a las que están acostumbrados. Por tanto, puede ser un choque asimilar los hábitos en el entorno de acogida. Cabe destacar que los que más se van son los jóvenes, el relevo del país, «y eso va a dejar una brecha generacional tremenda que nos traerá unos riesgos enormes».

"El hecho de que sean jóvenes no significa que se adapten más rápido. No es así, igual van a pasar por el mismo proceso, así sepan cuál es el país de destino se van a sentir perdidos. Conocer el sitio no es suficiente para tener seguridad, eso es apenas el comienzo de lo que va a pasar cuando migran".

A los niños hay que decirles cómo actuar, no es lo mismo irse con uno en brazos que con uno de 5 años o un adolescente. Hay que hablarles, explicarles, entenderlos, ver si se enferman, pues también sufren ese duelo y, por tanto, hay que tenerlos al tanto de ese proceso", dijo Pérez.

Una persona se puede estar preparando, apostillando documentos, y eso es una dimensión temporal; la otra experimentación a la que se somete es a la dimensión psicológica, y eso, de acuerdo con Pérez, es sumamente distinto, pues tiene que ver con los síntomas que se sienten cuando se acerca el viaje, las despedidas, es el momento del dolor, de la rabia, la tristeza, son características individuales distintas, pues además hay un proceso de desinformación, ya que se han perdido los puntos cardinales.

"Aquí hemos nacido y crecido, sabemos cómo movernos, conocemos los caminos verdes y a donde vamos somos extraños. Es un proceso de adaptación muy fuerte. Ahí comienzan los sentimientos de soledad, es la separación de las redes sociales y familiares. Tal vez alguien nos espera. No obstante, esa persona también está sobreviviendo allá. Hay que estar claro de que lo que sabemos aquí no va a funcionar allá. Así nos vayamos para otro país latino, somos venezolanos, ese es nuestro sentido de pertenencia, nuestro arraigo, nuestro anclaje de seguridad. Cuando nos vamos nos desprendemos de eso y no sabemos si vamos a ser exitosos".

En síntesis, la decisión de emigrar, en el contexto actual, comprende unos factores que no hacen el proceso sencillo. Por una parte, están  las aspiraciones personales del emigrante —ya sean profesionales, sociales, económicas, etc.— y por otra, está la situación de los que se quedan y deben mantenerse en una realidad donde son conscientes de que sus necesidades básicas no están satisfechas. No obstante, entre ambos lados hay un punto común: el duelo, que, a decir de la especialista, está compuesto por 7 aspectos:

Afuera nos enfrentamos a la discriminación, a la xenofobia, por ejemplo, y la gente no está preparada para esas circunstancias, como tampoco para enfrentar los duelos de la diáspora: el de la separación, el de la pérdida de la lengua materna, el que se tiene por dejar atrás la cultura y las tradiciones; por la tierra y los paisajes; por el estatus social; por el profesional y por el contacto con el grupo étnico, eso que llamamos la identidad como venezolanos".

Migración desordenada 

Finalizado el turno de Pérez, pasó al frente la socióloga Claudia Vargas, quien complementó la intervención de la especialista anterior al exponer que, en este momento, quienes optan por dejar la tierra natal no solo están expuestos a impactos psicológicos fuertes sino que además deben lidiar directamente con un proceso migratorio que calificó como «desordenado y forzado».

Vargas, habló de la migración con estadísticas.

Ciertamente, Vargas, quien también es profesora del departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Simón Bolívar, luego de puntualizar la migración en Venezuela durante el siglo XXI —con la llegada al poder del fallecido Higo Chávez en 1998 y con la radicalización de su modelo político a partir de 2002— hizo énfasis en el hecho de que no hay estadísticas oficiales actualizadas desde el año 1999, lo que impide tener una mayor claridad del flujo migratorio venezolano.

Lo que se sabe, y que mostró durante su participación, son datos recopilados a partir de organismos multilaterales y producto de las proyecciones a partir de estudios académicos.

Entonces, destacó que, según el Banco Mundial, en 2010 se fueron del país 521.620 ciudadanos y en 2017, 655.400; que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoce 1,4 millones en 2015 y que, de acuerdo con la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), partieron este año 1,6 millones.

Las estimaciones de los estudios e investigaciones expuestas por la socióloga dan cuenta de más de 3,5 millones de venezolanos en otras fronteras, entre ciudadanos ilegales, con doble nacionalidad, asilados y refugiados no aprobados.

También habló de las cifras de solicitudes de asilo por país entre ellos: Brasil, 12.193; Argentina, 11.735; Perú, 14.000; EE. UU., 23.417; España, 4300 y México 1044.

Viendo las estadísticas, dijo que los países de la región se convirtieron en las principales alternativas y que los venezolanos pasaron de la categoría de emigrantes a la de refugiados/asilados.

"El proceso migratorio venezolano ha variado en cuanto a las características. Sin embargo, la mayoría tiene un nivel académico de preparación [al menos educación media] lo cual significa pérdida del capital intelectual, humano y fuerza laboral para el desarrollo en el mediano y largo plazo en Venezuela".

Según su análisis, la inmigración acelerada y creciente de los últimos dos años —y más específicamente de los últimos 6 meses— ha traído como consecuencia cambios abruptos en las dinámicas sociales, económicas y de espacio político de las localidades receptoras y eso ha desencadenado hechos como xenofobia y profundizado problemas existentes, como desempleo, delincuencia y prostitución, sobre todo en las zonas fronterizas.

Para parar todo esto, recomendó al Gobierno políticas públicas para la mejora inmediata de las condiciones internas y otras exclusivas al tema de la migración, entre ellas, la geolocalización oficial de los venezolanos, elaboración de una base de datos y el establecimiento de relaciones y vínculos con el apoyo de organizaciones públicas y privadas.

Estas ponencias, de la primera tanda del foro, duraron aproximadamente 17 minutos cada una. Luego, continuaron Ana Rosario Contreras, presidenta del Colegio de Enfermeras, y el profesor Hernán Matute, con más de 30 años de experiencia en el sector educativo. Si desea escucharlas completas vea aquí la transmisión en Facebook Live, donde también encontrará la participación de la audiencia:

Lea también: La emigración de los padres deja a los niños un sentimiento de abandono 



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LUIS U. SANTIAGO B.

DRAMA EN LAS FAMILIAS VENEZOLANAS

Familias divididas: otro drama de la migración venezolana

"Mi día es larguísimo", advierte Madeleiny Villarreal, una inmigrante venezolana de 32 años, que se desempeña desde hace ocho meses como vendedora ambulante de café y aromática en Valledupar, capital del departamento César.

Su jornada arranca a las 4:30 am, cuando se levanta para preparar todo y poder salir con el amanecer. Camina varios kilómetros hasta el mercado y allí ofrece las bebidas calientes, almacenadas en termos, hasta las 8:00 am, cuando busca un carrito de supermercado que guarda en un parqueadero, en el que tiene los insumos para vender jugos. 

En un buen día, sale de todas las bebidas antes de las 2:00 pm. En un mal día, pueden dar las 4:00 pm y todavía no las ha vendido. En cualquier caso, el regreso a casa es a pie, para ahorrar el dinero del pasaje, y poder cumplir con la misión que la llevó hasta allí: enviar la mayor cantidad de dinero a su familia en Venezuela, especialmente para su hija de 11 años. 

La Asamblea Nacional (AN), mediante el Registro Internacional de Venezolanos en el Exterior (RIVE), le puso un número al fenómeno de Madeleiny: 40% de los migrantes son cabeza de hogar, ya sean madres, como ella, o padres; y sus hijos, como la de Madeleiny, quedan al cuidado de los abuelos y, en otros casos más extremos, de hermanos mayores.

La depresión, las enfermedades silenciosas, los suicidios han ido en aumento

"Esto vulnera a la familia en Venezuela. Y cuando la familia se vulnera en Venezuela, eso aumenta la brecha de la pobreza", acota la presidenta de la Comisión de Familia de la AN, la diputada Mariela Magallanes, en entrevista con la Agencia Anadolu

De acuerdo con los datos que con dificultad ha podido recolectar el Parlamento venezolano a través del RIVE, estos inmigrantes, como Madeleiny, tienen entre 17 y 47 años y conforman la masa trabajadora de su país. 

Pero las consecuencias no son solo económicas. La separación familiar, según Magallanes, también ha afectado la mente de los venezolanos. "La depresión, las enfermedades silenciosas, los suicidios han ido en aumento", aseguró la diputada. Y, por si fuera poco, quienes como Madeleiny se separan de sus hijos luego se enfrentan a un problema mayor, que el equipo de Magallanes ha denunciado: "El Estado niega la reunificación familiar".

En Venezuela, para pagar un pasaporte se requieren cuatro sueldos mínimos. Si se intenta tramitar desde el exterior, según cifras de la diputada Magallanes, el costo podría ascender a las 200 dólares. Esto lo ubica entre los documentos más caros del mundo y, por ende, inaccesible para la mayoría de la población, especialmente para quienes emigran por motivos económicos, como Madeleiny. Y no siempre, si se consigue el dinero, se puede obtener el preciado documento. 

"El gobierno, en vez de ayudar, lo que está viendo es un gran negocio y ha mercantilizado la diáspora… Así como te violan derecho a la salud, vida, educación, al acceso a bienes y servicios, el gobierno hoy te viola tu derecho a la identidad", denuncia Magallanes. 

Madeleiny entró a Colombia en febrero de este año con su pasaporte vigente. Pudo censarse y con ello obtener el carnet para transitar por territorio colombiano y trabajar durante 2 años. Su hija, sin embargo, no tiene pasaporte. Hicieron la solicitud el año pasado y aún no ha recibido el documento. Es la principal denuncia que reciben los diputados venezolanos a través del portal del RIVE.

"El deseo es regresarme pero mientras que la situación esté así (en Venezuela), no puedo. Y mientras que la situación esté así, la intención es traerme a la niña… Pero si yo me la traigo a ella, ella entraría ilegal", lamenta Madeleiny, quien conoce las consecuencias que esto implicaría para el retorno al país de ambas.

Mientras la reunificación familiar no es una opción, muy a pesar de ellas, Madeleiny y su hija recurren a la tecnología para mantenerse cerca en la distancia. Hablan todos los días a través de las redes sociales. 

A pesar de su corta edad, la niña sabe lo duro que está siendo para su madre: sabe de las dificultades de trabajar en las calles de un país que no es propio, sabe de las personas que la han discriminado, sabe todo lo que ha sufrido. Pero sabe, también, que hay muchos en peores condiciones que ella, que se llevaron a sus familias y están en las calles vendiendo confites con los niños.


En Venezuela, Madeleiny ganaba en un mes lo que ahora puede ganar en dos días como vendedora ambulante en Colombia. Como no tiene un sueldo fijo, la cantidad de dinero que envía a sus familiares varía. En una buena semana, puede enviarles el equivalente a 70 mil pesos colombianos, unos 23 dólares estadounidenses. "No es mucho pero sí los ayuda en algo", dice. Al cambio no oficial, el salario mínimo venezolano es de unos diez dólares. 

Con lo que gana en un mes en Valledupar, Madeleiny además paga arriendo y comida, y arma una caja con alimentos y productos de limpieza y aseo personal, que también envía a su familia, algo que, con el salario mínimo que percibía como empleada doméstica en Venezuela, con el que apenas sobrevivía, no podía hacer. 

El gobierno de Maduro en la única cifra oficial que ha dado sobre la migración habla de menos de 600.000 emigrantes, en los últimos dos años. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), asegura que desde el año 2014 han salido 2,3 millones de venezolanos. Expertos cifran la diáspora total en unos 4 millones de venezolanos.

Colombia se ha convertido en el principal receptor. La cifra oficial habla de 1 millón de venezolanos en ese país. Algunos la cuestionan y aseguran que son más. Valledupar es uno de los puntos en los que más se concentran, por su cercanía al estado venezolano fronterizo de Zulia, de donde es oriunda Madeleiny.



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LUIS U. SANTIAGO B.

LA EMIGRACIÓN Y LAS FAMILIAS VENEZOLANAS

Situación en Venezuela

Las personas continúan saliendo de Venezuela para huir de la violencia, la inseguridad y las amenazas, así como la falta de alimentos, medicinas y servicios esenciales. Con más de 4 millones de venezolanos y venezolanas que se encuentran viviendo en el exterior, la gran mayoría en países de América del Sur, este es el éxodo más grande en la historia reciente de la región.

Los acontecimientos políticos, de derechos humanos y socioeconómicos que se desarrollan en Venezuela obligan a un número creciente de niños, mujeres y hombres a irse a los países vecinos y más allá. Muchos llegan asustados, cansados y en extrema necesidad de asistencia.

 

Dona Ahora 

Más de 4 millones

de personas refugiadas y migrantes de Venezuela en todo el mundo (cifras oficiales)


Más de 464.229

solicitantes de asilo de Venezuela en el mundo (cifras oficiales)


Alrededor de 1.800.000

personas viviendo bajo otras formas legales de estadía en las Américas (cifras oficiales)


US$ 158,2 millones

llamamiento de financiación de ACNUR para 2019

"Dejamos todo en Venezuela. No tenemos un lugar donde vivir o dormir y no tenemos nada para comer".

Nayebis Carolina Figuera, una venezolana de 34 años que huyó al vecino Brasil

En el pasado, Venezuela ha generosamente acogido a miles de personas refugiadas de la región y otras partes del mundo. Ahora, la cantidad de personas de Venezuela obligadas a abandonar sus hogares continúa aumentando, y un número significativo de ellas necesita protección internacional. Más de 4 millones de venezolanos y venezolanas salieron de su país hasta la fecha, según los datos de los gobiernos que los reciben, lo que representa una de las mayores crisis de desplazamiento en el mundo en tiempos recientes.

Ha habido un aumento del 8 mil por ciento en el número de venezolanos y venezolanas que solicitaron la condición de refugiado en todo el mundo desde 2014, principalmente en las Américas. Muchos venezolanos y venezolanas que cumplirían con los criterios para ser reconocidos como refugiados no solicitan protección internacional a través de los procedimientos de asilo y, en cambio, optan por otras formas legales de estadía en los países anfitriones, que pueden ser más rápidas de obtener y permiten acceso al trabajo, la educación y los servicios sociales.

Sin embargo, cientos de miles de venezolanos y venezolanas permanecen sin ningún tipo de documentación o permiso para permanecer regularmente en los países cercanos, y por lo tanto carecen de acceso formal a los derechos y servicios básicos. Esto los hace particularmente vulnerables a la explotación laboral y sexual, el tráfico de personas, la violencia, la discriminación y la xenofobia.

La mayoría de los refugiados y migrantes de Venezuela que llegan a los países vecinos son familias con hijos, mujeres embarazadas, adultos mayores y personas con discapacidad. A menudo obligados a tomar rutas irregulares para alcanzar la seguridad, pueden ser víctimas de traficantes, tratantes y grupos armados irregulares. Más y más familias llegan con recursos cada vez más escasos y tienen una necesidad inmediata de documentación, protección, albergue, alimentos y medicamentos.

Los países y comunidades de acogida en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, México, Panamá, Perú y el sur del Caribe los han recibido con generosidad, pero están cada vez más sobrecargados y algunos están llegando a un punto de saturación.

"Caminamos por 11 días y tuvimos que dormir a la intemperie. Nos fuimos porque nos amenazaron con matarnos. Mi hermano fue asesinado ... Casi me matan también".

Ana, mujer venezolana en Ecuador

¿Qué hace ACNUR para ayudar?

En toda la región, ACNUR ha intensificado su respuesta y está trabajando estrechamente con los gobiernos de los países de acogida y con socios estratégicos, en particular con la OIM, para responder con un enfoque coordinado y global a las necesidades de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela. Concretamente, estamos recopilando datos para comprender mejor las necesidades específicas de los venezolanos y venezolanas; apoyando a los Estados para mejorar las condiciones de recepción y coordinar el suministro de información y asistencia para satisfacer las necesidades básicas inmediatas de las personas venezolanas, incluido el alojamiento; y combatiendo la discriminación y la xenofobia a través de campañas de sensibilización.

En particular, hemos fortalecido nuestra presencia a lo largo de las fronteras más importantes, para limitar en la medida de lo posible los riesgos, en particular con respecto al acceso al territorio, la trata y la explotación, y para identificar a las personas que pueden necesitar protección y servicios específicos, como niños y niñas no acompañados y separados, y mujeres embarazadas. ACNUR también brinda apoyo y orientación legal a las personas recién llegadas y distribuye agua potable, kits de higiene para niños, niñas y mujeres en las zonas fronterizas. Nuestros equipos también brindan asistencia en efectivo a los venezolanos y venezolanas más vulnerables.

Además, ACNUR está apoyando los esfuerzos de registro de los gobiernos en Aruba, Brasil, Colombia, Curazao, Ecuador, Guyana, Perú y Trinidad y Tobago. En Perú, las solicitudes de asilo de venezolanos y venezolanas aumentaron más de cinco veces - de 33.100 en 2017 a 190.500 en 2018. En Brasil se presentaron 61.600 nuevas solicitudes, con un incremento notable con respecto a las 17.900 de 2017.

En toda la región, ACNUR complementa los esfuerzos de los gobiernos para brindar albergue de emergencia a las personas venezolanas recién llegadas en las fronteras y en las ciudades principales. En Brasil, estamos apoyando con la planeación de los sitios, proporcionamos tiendas de campaña y artículos de emergencia, instalamos fuentes de agua potable, hacemos registro a través de datos biométricos, facilitamos la movilización comunitaria, la difusión de informaciones y la gestión de los sitios. Hasta el momento, se han abierto 13 albergues temporales en Boa Vista y Pacaraima, que albergan a más de 6.000 venezolanos y venezolanas. En Maicao, Colombia, se inauguró un centro de atención temporal en marzo de 2019, que se estableció a pedido de las autoridades nacionales y locales, con una capacidad inicial para acoger a unas 350 personas.

ACNUR también ha acondicionado espacios para niños y niñas y espacios amigables para la lactancia materna en los puestos de frontera y está haciendo incidencia con los gobiernos para facilitar el acceso a la educación de la niñez venezolana. Además, ACNUR ha establecido redes de voluntarios y voluntarias para fortalecer los vínculos con las comunidades y garantizar que la comunicación y la rendición de cuentas fluyan correctamente en ambas direcciones, resguardando el trabajo con diferentes grupos poblacionales, incluyendo a mujeres, niños y niñas, adultos mayores, jóvenes, personas con discapacidad, así como pueblos indígenas y grupos LGBTI. Asimismo, ACNUR está coordinando con sus socios el lanzamiento de una iniciativa regional para la creación de Espacios de Apoyo donde los refugiados y migrantes puedan recibir información actualizada y confiable y un paquete mínimo de servicios en áreas estratégicas a lo largo de la región.

Para promover la integración de refugiados y migrantes en sus comunidades de acogida, ACNUR trabaja de cerca con las autoridades locales y el sector privado y promueve las actividades de capacitación vocacional para las personas venezolanas. ACNUR también apoya la reubicación de los refugiados y migrantes de Venezuela desde el estado brasileño de Roraima a otras partes de Brasil, donde existen más oportunidades de empleo y servicios.

"Nos llevó más de siete días llegar a Perú. No teníamos nada que comer al final. Tratamos de ahorrar todo para nuestro hijo, pero también pasó más de 24 horas sin comer un bocado. Solo tiene tres años.

Gerardo, padre venezolano en Perú

En un esfuerzo por frenar la xenofobia contra las personas venezolanas y promover la solidaridad, ACNUR, en coordinación con sus socios, ha lanzado diferentes campañas en Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá y Perú.

Se necesita con urgencia incrementar la asistencia humanitaria, así como un mayor apoyo a los mecanismos de inclusión socioeconómica, para complementar los esfuerzos de los gobiernos y garantizar que las comunidades sigan recibiendo a las personas refugiadas y migrantes en un entorno seguro y acogedor. Para garantizar una respuesta integral a nivel de Naciones Unidas, y para apoyar los esfuerzos de los principales gobiernos de acogida, la Plataforma de Coordinación Interagencial para la Situación de Venezuela - liderada por ACNUR y OIM - ha lanzado el Plan Regional de Respuesta para Refugiados y Migrantes de Venezuela (RMRP) el 14 de diciembre de 2018. El Plan, desarrollado en conjunto con unos 95 socios, tiene como objetivo priorizar las necesidades de más de 2,2 millones de personas refugiadas y migrantes de Venezuela, así como unas 500.000 personas de las comunidades de acogida. Es la primera iniciativa de este tipo en las Américas, constituyendo a la vez un plan estratégico y operativo, un modelo de coordinación, y un mecanismo de financiación para los venezolanos y venezolanas en movimiento.

Según el Plan, ACNUR requiere una financiación inicial de US$ 158,2 millones en 2019 para continuar respondiendo a las necesidades más urgentes de las personas refugiadas y migrantes de Venezuela en los 16 países de acogida más afectados por esta situación.



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LUIS U. SANTIAGO B.

DIASPORA VENEZOLANA

La solución para frenar la crisis migratoria es sacando al chavismo del poder. (Eknuus)

Inicia una nueva oleada de emigración venezolana, pues se estima que para este trimestre, de julio a septiembre, alrededor de 500 000 venezolanos huirán del país. Mientras que ya hay más de cinco millones de migrantes fuera de Venezuela.

Según la Agencia de la Organización de las Naciones Unidad para los Refugiados (Acnur), el número de venezolanos que han abandonado su país por la crisis superó la barrera de los cuatro millones. Sin embargo, el sociólogo Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana, le informó al PanAm Post que de acuerdo con sus estudios, ya hay cinco millones de emigrantes fuera del país, y aseguró que en los próximos días dicha cifra será superada. Agregó que hay venezolanos en 90 países y 300 ciudades del mundo.


«La gente estaba esperando a que los hijos terminaran el año escolar para tomar la decisión. La situación del país es realmente de tragedia humana, eso empuja a los venezolanos a irse y como los venezolanos son hoy más pobres no pueden irse de otra manera que a pie, autobús o en peñeros (pequeñas lanchas)», expresó el especialista.

Esto es imparable, es indetenible, la frontera colombo venezolana es de 2 300 kilómetros. Es imposible controlar toda esa zona, todo el flujo que está saliendo vía marítima y todo el flujo que está saliendo a Centroamérica. La gente va a seguir marchándose porque están tratando de buscar comida, alimentos, medicinas.

Según proyecciones del Grupo de Trabajo de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos para la crisis de migrantes y refugiados venezolanos, alrededor de 500 000 venezolanos huirán del país este trimestre y la cifra se duplicará, superando el millón de personas para finales de 2019.

"Las últimas estimaciones que estamos manejando desde la coordinación de la OEA es que aproximadamente 500 000 venezolanos huirán del país durante este trimestre (julio-septiembre) y cerca de 1 millón para finales de 2019 (…) todo esto ocurrirá si permanece el régimen que ha generado las 5 determinantes de migración forzosa: crisis humanitaria, violencia generalizada, violación a los derechos humanos, colapso económico y falla en el suministro de servicios básicos″, dijo David Smolansky, coordinador del Grupo de Trabajo.

La necesidad de una estrategia global

Tomás Páez señaló para el PanAm Post la necesidad de establecer una estrategia global que «vaya coordinando esfuerzos para evitar que las decisiones en algún país influyan en los restantes».

«Va a ser necesario crear una estrategia conjunta entre países, igual que va a ser necesario seguir ejerciendo presión para que las cosas cambien en Venezuela que es la única manera de evitar el fenómeno migratorio», señaló.

El especialista resaltó que organismos internacionales deben aprovechar el impacto positivo de la migración venezolana.

«Lo que se ha estado discutiendo en el propio espacio de la OEA, o la gente de Migraciones en Colombia o lo que han estado haciendo los gremios empresariales y las cámaras es aprovechar el recurso humano que está llegando. Hay países como Perú, Chile o Argentina donde el nivel de preparación del capital humano de los venezolanos es altísimo y hay mucha capacidad emprendedora para crear riqueza, generar consumo, poner negocios y hacer difusión tecnológica. Hay que aprovechar las capacidades», agregó.

«Se está trabajando en Colombia un plan piloto de emprendimiento e integración de la migración para luego multiplicarlo con el apoyo de la Corporación Andina de Fomento, el Banco Interamericano de Desarrollo, de la Unión Europea o de las empresas tecnológicas como Google o Microsoft para impulsar y aprovechar esa inmensa capacidad que está hoy recorriendo América. La mejor opción es aprovechar lo que va a venir sí o sí», sentenció.

Arrancar el problema de raíz

Ante el incremento de la migración venezolana, la comunidad internacional ha decidido implementar restricciones contra quiénes huyen de la dictadura chavista.

Si bien es cierto que las naciones han optado por implementar medidas migratorias, es importante reconocer que, por otro lado, han flexibilizado el ingreso de los venezolanos, pues muchos de estos países ahora aceptan pasaportes vencidos teniendo en cuenta la dificultad que tienen los viajeros para adquirir dicho documento en Venezuela.

Las naciones son soberanas y tienen todo el derecho de tomar las decisiones que consideren para proteger a su población, sin embargo, solo están atacando las consecuencias (la migración) de la dictadura, situación que no resolverá el problema de raíz. Para evitar la migración es necesario sacar a Nicolás Maduro (y al chavismo) del poder.

De acuerdo con Tomás Páez, la única forma efectiva de frenar la crisis migratoria de venezolanos es que en dicho país cese el socialismo y cambien las condiciones humanitarias.



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LUIS U. SANTIAGO B.

CALENTAMIENTO GLOBAL

Venezuela en extinción: el calentamiento global acaba con los ecosistemas del país

Aug 16 · 10 min read

Un grupo de investigadores explicaron para El Diario de Caracas que el cambio climático amenaza con desaparecer el último glaciar de Mérida, así como los principales arrecifes de Los Roques y Morrocoy

Laguna Verde | Foto: Alejandra Melfo

Por: Raúl Castillo | @Ralonsog_

Cuando se habla de la crisis en Venezuela, pocos son los que piensan en el clima. Los paisajes propios de tarjeta postal de playas color azul intenso, montañas blancas por la nieve y otras vistas majestuosas, son de los pocos motivos de orgullo para los ciudadanos que miran en la naturaleza una especie de bendición entre tanta precariedad. Sin embargo, detrás de la grave situación política, económica y social del país, hay otra razón para preocuparse: los científicos alertan que el calentamiento global está alterando los ecosistemas de Venezuela.

Los convenios del país sobre el cambio climático datan de 1992. Ese año, ingresó en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en 1994 lo ratificó. Posteriormente, en 1997, firmó el Protocolo de Kioto en el marco de la CMNUCC. El texto comprometía a los países a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. En 2015, con la firma del Acuerdo de París, se incrementaron los compromisos de la nación para hacer frente al calentamiento global.

No obstante, desde la llegada del chavismo al poder, las acciones del Estado distan de los convenios asumidos. No hay investigaciones oficiales ni tampoco se suministran datos para el estudio de los científicos. Los grupos universitarios y las organizaciones sin fines de lucro son quienes investigan, con financiamiento personal o de entes privados, la desaparición de los recursos naturales del país. Por ello, advierten que las proyecciones al respecto son limitadas.

"Somos uno de los países más retrasados en términos de documentación", explica Alicia Villamizar, profesora del Departamento de Estudios Ambientales de la Universidad Simón Bolívar (USB) y coganadora del Premio Nobel de la Paz en el año 2007. La catedrática argumenta que Venezuela, como país firmante de los acuerdos, debe presentar cada dos o cinco años sus "comunicaciones nacionales" de cambio climático, sin embargo, en los últimos 20 años no se ha presentado ninguno de esos balances.

Con base en sus investigaciones, científicos e investigadores explicaron para El Diario de Caracas los efectos que ya tiene el calentamiento global en los principales ecosistemas del territorio nacional. Asimismo, plantean las proyecciones ecológicas para Venezuela, un país que pierde sus principales recursos naturales entre la indiferencia del Estado y el desconocimiento de la población.

La ciudad de las nieves en desaparición

El Pico Humboldt se queda sin nieve. Foto: Jorge Silva | Reuters

Montañas blancas, glaciares lejanos y bajas temperaturas eran las características que hacían de Mérida una ciudad atractiva para los visitantes acostumbrados a climas calurosos. Aunque el frío se mantiene, desde la ciudad ya no se divisa el mismo paisaje. La que durante décadas recibió el nombre de "La ciudad de las nieves eternas", hoy ve cómo su mayor orgullo se derrite lentamente.

Luis Daniel Llambi, profesor titular del Instituto de Ciencias Ambientales y Ecológicas de la Universidad de Los Andes (ULA) explicó que en la región andina la temperatura aumenta más con respecto a otros países del mundo. Aclaró que tal efecto se produce debido a que se encuentran en el trópico, puesto que las temperaturas altas son más fuertes.

La resistencia del glaciar ubicado en el Humboldt, explica Llambi, se debe a su emplazamiento en una zona relativamente plana en la base, en la que se encuentra más protegido de la radiación directa. El proceso será largo, advierte, pero su extinción es inevitable.

Para hacer seguimiento a este fenómeno, National Geographic Society se encuentra financiando el Proyecto Último Glaciar de Venezuela, un trabajo en el que un grupo de ocho científicos venezolanos estudian la dinámica del Humboldt. El proyecto está bajo la coordinación del profesor Llambi, según comentó para El Diario de Caracas. La iniciativa cuenta con el apoyo logístico de Inparques Mérida y el teleférico Mukumbarí.

Las primeras expediciones realizadas en junio de este año confirmaron la gravedad de la situación. Contrarrestando con mediciones realizadas en el año 2016, el geógrafo Nerio Ramírez determinó que desde entonces el glaciar redujo 25% su tamaño. Las evaluaciones finalizarán en mayo del próximo año.

Pico Bolívar, año 1940. Foto: Archivo fotográfico Grupo Últimas Noticias (GÚN).

"En Mérida, esto de los glaciares que están desapareciendo, es como una pantalla donde se ve el cambio climático pasando frente a tus ojos", comentó Alejandra Melfo, físico de la ULA e integrante del Proyecto Último Glaciar de Venezuela. "El glaciar del Pico Bolívar se veía desde la ciudad, y ya no se ve, desapareció completamente en los últimos años. Desde Mérida ya no se ven glaciares. Da mucha tristeza e impresión porque es muy grande, entonces es fuerte pensar que una cosa así puede desaparecer", lamentó Melfo.

Pico Bolívar, año 1960 | Foto: Archivo fotográfico GÚN

La físico agregó que para los investigadores, además de posiblemente ser la última oportunidad de estudiar este tipo de monumentos naturales en Venezuela, supone quedarse en el país un año más. La paga, aunque es casi ínfima, se salda con la satisfacción de dejar registro de un territorio que nunca volverá a ser como antes.

"Teníamos prevista la primera expedición cuando ocurrió el gran apagón en marzo y nos quedamos sin saber qué iba a pasar con nosotros. Por eso las expediciones se retrasaron y nos agarró la época de lluvia. Fue muy emocionante porque para varias personas del proyecto implicó decir 'me tengo que quedar en Venezuela otro año'. Y alguno de nosotros estábamos buscando la excusa para poder hacer eso porque no nos queremos ir", aseveró.

Pico Bolívar, año 2010 | Foto: José Alejandro García, Jazonxtour

Las proyecciones para el futuro son igual de dramáticas. De acuerdo con el Primer Reporte de Cambio Climático en Venezuela realizado en el año 2018 por un conjunto de científicos del país, se espera que para 2060 el promedio de temperatura aumente entre 1ºC y 3.5ºC en diferentes lugares del territorio nacional. Si bien la entidad andina se verá impactada, Zulia será el estado con mayores registros, explicó Alicia Villamizar. Para finales del siglo estiman que la temperatura aumentará 23% en el Lago de Maracaibo.

A pesar de esto, el deshielo está abriendo paso al surgimiento de nuevas especies en Mérida. Donde antes había nieve, ahora hay una diversidad de hasta 100 tipos de líquenes, musgos y otras plantas, según verificaron los investigadores en el marco del Proyecto Gloria (Global Observation Research Initiative in Alpine Environments, por sus siglas en inglés), que se desarrolló en Los Andes de Suramérica entre los años 2011 y 2015.

Las primeras investigaciones apuntan al crecimiento de nuevas especies de plantas en las montañas altas |Foto: Alejandra Melfo

"Las primeras observaciones parecieran sugerir que las especies que viven en zonas más bajas pueden llegar a establecerse en las cumbres porque la temperatura ha aumentado. Por un lado es positivo porque hay nuevas especies, pero por el otro los especialistas en alta montaña no tienen a dónde subir. Como la forma de las montañas es cónica, mientras más arriba se esté menos espacio de distribución tienen. Los frailejones, que solo se encuentran en las cumbres, están en riesgo", explicó Llambi, mientras advierte que aunque es previsible que este hecho sea producto del cambio climático, harán falta registros a largo plazo para confirmarlo.

Los científicos aseguran que el deshielo no producirá ningún impacto hidrológico en el país. "No es cierto que si desaparecen los glaciares nos quedaríamos sin agua. Ahora, la previsión para Venezuela indica una reducción de las precipitaciones. Si llueve menos y se calienta más, afecta el riego de cultivos de tierra fría como las hortalizas andinas, la papa, entre otras", aseveró Llambi.

Villamizar detalló que entre los años 2071 y 2095 se prevé una disminución máxima de -1.12 milímetros de agua por día, lo que representa una reducción de 23.5% de precipitaciones en el escenario más desfavorable.

Desde el teleférico Mukumbarí el paisaje es desolador. A la catástrofe causada por la crisis económica y de servicios públicos que afecta a la ciudad, se suma la pérdida de "las nieves eternas", ícono por excelencia del estado andino.

Los mares pierden su vida

Si el aumento de la temperatura acaba con los glaciares y amenaza a las nevadas, en la vida marina del país la situación no es muy diferente. Con estimaciones superiores a 29ºC, el calentamiento del mar ha producido el blanqueamiento y muerte de los principales arrecifes coralinos de Venezuela.

Cuando en el año 1999 Estrella Villamizar comenzó a estudiar los corales de Los Roques, los colores llamativos de estas estructuras subacuáticas abundaban dentro de uno de los mares más prodigiosos del Caribe. En algunos lugares de la isla, los arrecifes cubrían 60% del fondo marino. 20 años después estima que se ha perdido la mitad de esos corales. Una de las más afectadas es la Estación de Biología Marina Dos Mosquises, construida en 1976, que para 2010 solo tenía 25% de los arrecifes, de acuerdo con registros realizados por investigadores de la Universidad Simón Bolívar (USB).

Arrecife Yonqui. 2010 | Foto: Estrella Villamizar

Desde esa fecha, no hay estudios para determinar la situación de los corales, explica la ahora integrante del Instituto de Zoología Tropical de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

En el año 2014 el gobierno de Nicolás Maduro decidió cancelar, a través del Ministerio de Agricultura y Tierras, la concesión de la Fundación Científica Los Roques. La ONG tenía más de 50 años de historia en los que apoyó a científicos para la investigación de los arrecifes, además de la preservación de las tortugas de la isla. El organismo fue suplantado por la Fundación de Investigaciones Marítimas Francisco de Miranda. Actualmente la estación biológica está dirigida por "cuatro o cinco militares", afirmó Villamizar, quienes no han permitido la realización de nuevos estudios.

"Ese arrecife para nosotros era como una escuela en el campo, porque como lo habían seguido muchos investigadores durante los años 70 y 80, teníamos registro de todo lo que pasaba. Los proyectos que hemos metido no los han aprobado", dijo.

Dos Mosquises | Foto: Fundación Científica Los Roques.

La periodista Valentina Quintero denunció en el año 2014 que luego de la desaparición de la ONG, el asesinato de las tortugas marinas se hizo frecuente porque su carne "se puso de moda" entre los dueños de yates. Asimismo, en 2016 publicó una foto en su Twitter en la que se aprecian los restos de la estructura en la que se encontraba la Fundación Científica Los Roques.

Además de las consecuencias del calentamiento global, Villamizar denuncia que la situación en la isla también se está viendo permeada por la construcción de posadas en varios cayos alrededor del Gran Roque, un área bajo régimen de protección especial.

Las reticencias del Estado no han prohibido que los científicos sigan evaluando la situación de los corales en otras playas del país. Un grupo de profesionales del Instituto de Zoología Tropical ganaron este año un financiamiento del gobierno de Reino Unido para estudiar los cambios coralinos en los cayos de Morrocoy. El estudio durará dos años y las expediciones iniciaron el pasado mes de junio.

De los 12 cayos que visitó el equipo, en al menos 8 los corales están cerca de desaparecer. "Los que están muy hacia el sur o muy hacia al norte de Morrocoy, como Paiclas, Playa Mero, un lago coralino, están muy destruidos. Los corales están casi todos muertos, con sedimentos. Lamentablemente algunos están casi perdidos", lamentó Villamizar, mientras agregó que para que los mismos se recuperen hará falta cientos de años.

Costas en peligro

Otro de los efectos del calentamiento global en el mundo es el incremento del nivel del mar. En Florida, Estados Unidos, científicos de la ONG Climate Central prevén que para el año 2100 una de cada ocho casas estarán bajo el mar. También estiman que 275 millones de personas en todo el mundo viven en áreas que eventualmente se inundarán luego de que el planeta alcance un calentamiento global de 3°C. Las costas y archipiélagos venezolanos podrían estar en ese grupo, señalan investigadores locales.

Alicia Villamizar explicó que 80% de la costa venezolana se considera "costa baja", por lo que la problemática afectaría en mayor proporción. Para el año 2050 se espera que el aumento del nivel del mar se produzca en un promedio de 50 centímetros y para 2100 en un promedio cercano a 1 metro.

"Eso significa que vas a tener problemas de inundación por agua salada que va a afectar a las ciudades que tenemos en el flanco norte de Venezuela, que es donde estamos concentrados como población y están los puertos, los complejos petroquímicos, entre otros", comentó la coganadora del Premio Nobel de la Paz. Argumenta que con base en una serie de investigaciones realizadas en la última década, pueden determinar que alrededor de 50 o 60 km² a lo largo de toda la costa serían afectados.

A su vez, las inundaciones generarían conflictos geopolíticos con otros países, por lo que Venezuela podría perder parte de la soberanía sobre algunas zonas. "Los que tienen mayor riesgo son nuestros territorios insulares, sobre todo los oceánicos", especificó Villamizar.

El biólogo pesquero Juan José Cárdenas añadió que una eventual tragedia ocurrirá en varias escalas temporales: "Se pueden perder poblaciones. Los Roques, La Tortuga, La Orchila, las calles de Juan Griego, Puerto Cabello, están en riesgo", dijo.

El pueblo de Juan Griego, en Nueva Esparta, sería una de las zonas en peligro de desaparecer | Foto: Daniel Ramírez. El Sol de Margarita

Cárdenas explicó que mientras en algunas ciudades del mundo están construyendo barreras para contener el aumento del nivel del mar, en Venezuela "no estamos haciendo absolutamente nada, estamos esperando que las cosas pasen. Ya estamos sufriendo las consecuencias. No será un evento cataclísmico de un día o varios, es un fenómeno progresivo que ya estamos viendo y sufriendo".

Los analistas coinciden en que las acciones son pocas para detener estos cambios. No obstante, reiteran que se requieren políticas ambientales para la preservación de los ecosistemas. Solo así, dicen, los ciudadanos tomarán conciencia de que dentro de la crisis que golpea al país, los recursos naturales también se están perdiendo.



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LUIS U. SANTIAGO B.